Me encanta estar solo. No tener a nadie que me moleste y poder hacer lo que yo quiera con mi tiempo es de mis cosas favoritas de la vida: No necesito a nadie en ella porque soy auto suficiente. Gasto mis recursos a voluntad propia y no me gusta compartir lo que tengo. He aprendido a divertirme solo sin tener que depender de nadie más para reír e involucrarme con alguien solo me forzaría a cambiar y vivir mi vida de forma diferente. ¿Porqué haría eso?.”

Me pregunto si tú piensas así…

Todos hemos sufrido de alguna forma las consecuencias de vivir y convivir con pecadores en nuestro diario (osea, toda la gente que nos rodea) bajo la forma de pleitos, maltratos, groserías y rencores. Esto ha llevado a muchos de nosotros a optar por “encerrarnos” dentro de nosotros mismos, prohibiéndonos cualquier acercamiento social y reforzando las inseguridades que de por sí ya teníamos en nuestra propia identidad. Ciertamente podemos pensar que al alienarnos de los demás nos protegemos del dolor que las relaciones que entablemos con ellos pudieran traer, pero una de las razones por las cuales Dios creó a Eva para Adán (además de muchas otras) es la compañía: ” Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él“(Gen 2:18).

Cuando el creador del universo dice en sí que algo no es bueno, sería ingenuo creer que nosotros, miles de años después, sabemos más que El acerca de nuestro propio bienestar social y afectivo. Si el Padre en su sabiduría nos enseña que algo no es bueno, entonces debe de ser algo que no conviene, algo que no le trae gloria, como la soledad.

Sé lo que algunos están pensando: “Buenísimo, eso significa que el propósito de Dios para mí es que me case y que tenga muchos hijos, esa sí que es Su voluntad para mí”. Probablemente sea así, pero sería un error el asumir que Dios nos va a dar una pareja, solo porque la queremos.

Vamos a regresarnos un poco: Ya vimos que Dios establece que la soledad no es buena, pero en ningún momento esto implica que la soltería y la soledad sean la misma cosa.

El problema para muchos no es la soledad, sino la soltería.

Ahora bien, es de suma importancia hacer la diferencia entre las dos cosas, ya que una es necesaria para nuestra santificación, y la otra no. Veamos las palabras de Jesús al respecto (Mateo 22):

“34 Entonces los fariseos, oyendo que había hecho callar a los saduceos, se juntaron a una.35 Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo:36 Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.38 Este es el primero y grande mandamiento.39 Y el segundo es semejanteAmarás a tu prójimo como a ti mismo.40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.”

Cuando Jesús habla de “la ley y de los profetas“, está juntando todas las enseñanzas que los fariseos podían aprender y de seguro conocían de memoria en el antiguo testamento (hablando del pentateuco para la ley, y de las revelaciones y profecías que recibió el pueblo de Dios por mano de Ezequiel, de Daniel, de Jeremías, de Amós etc. para los profetas). Ahora bien, Cristo no dijo que estos dos mandamientos anulen la ley y los profetas, como si no hubieran servido para nada, sino que la ley y los profetas dependen de dichos mandamientos: Esto es, que el amor que debemos tener primero para con Dios y después para con los demás da sentido el evangelio de la fe que Jesús vino a establecer con su ministerio, muerte, crucifixión y resurrección.

Fue por amor que Dios dio un hijo a Abraham y a su mujer, aún y cuando las circunstancias eran más que desfavorables. Fue por amor que Dios dio una salida para la humanidad mediante Noé y su familia en el diluvio, para después establecer una señal en el cielo como promesa y recordatorio de su pacto con nosotros. Fue por amor que Dios levantó a Moisés para que liberara a Su pueblo de Egipto, aún y cuando estos querían quedarse en cautiverio. Fue por amor que Dios perdonó a David por su pecado y lo hizo su hijo, un hombre conforme a Su corazón. También fue por amor que Dios permitió que Jonás fuera recordado de su pecado y desobediencia, para mostrarle que Su soberanía opera en otra latitud, lo mismo hizo con Job. Doy estos ejemplos para ayudarnos a recordar que Dios opera en amor, y que nosotros debemos de funcionar así por consecuente, para con todos.Esto era lo que Jesús quería que los fariseos entendieran.

Romanos 5: Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno.Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.”

1 Pedro 4: Porque por esto también ha sido predicado el evangelio a los muertos, para que sean juzgados en carne según los hombres, pero vivan en espíritu según Dios.Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración.ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados.”

Juan 15:“En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.Como el Padre me ha amado, así también yo os he amadopermaneced en mi amor.10 Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.11 Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.12 Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.13 Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.

¡Espero que después de leer estos pasajes podamos entender un poco mejor el por qué de Jesús en darle tanta importancia al amor que debemos de tener por el prójimo! Y es que pensémoslo de esta forma: Si no es al prójimo, a quien sirvo? A quien consuelo? A quien perdono? A quien amo?. Una enseñanza muy bonita es que donde el pecado abunda, abunda más la gracia. Y es en esta gracia que los hijos de Dios debemos vivir, amando a nuestro prójimo, sirviéndolo y perdonando sus ofensas. Después de todo, somos luz y sal de esta tierra, y si perdemos esa condición no servimos más para nada (Mateo 5:13).

Probablemente ya perdí a muchos de ustedes, ya que no he hablado del matrimonio o al noviazgo en un rato… ahora voy. Hace unos cuantos párrafos mencioné que la compañía y por ende vivir en comunidad es necesario para nuestra santificación como hijos de Dios, y que el matrimonio no lo es. Espero ahora entiendas porqué.

Si el matrimonio (y con él, el noviazgo y todo lo que venga antes) fuera necesario, me parece que Jesús lo habría mencionado como tal, o hubiera dicho que la voluntad del Padre es que nos casemos y seamos muy felices. Pero Dios tiene otras cosas en mente antes que el día de nuestra boda:

1 Timoteo 2: “Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres;por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad.Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador,el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.

1 Tesalonicenses 5: 14 También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos.15 Mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo bueno unos para con otros, y para con todos.16 Estad siempre gozosos.17 Orad sin cesar.18 Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.”

Lucas 9: “23 Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.24 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará.25 Pues ¿qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo?“.

No sé ustedes, pero leyendo el Evangelio de Jesús, yo no veo ningún intitulado sus sermones o de los apóstoles que diga “10 tips para planear tu boda en Jerusalén” o “como escoger a la pareja ideal para tíversión para pescadores“, o hasta “los mejores restaurantes en Samaria para celebrar tu aniversario“. No que estas cosas no sean importantes para Dios, o que sean cosas que no debamos anhelar. Simplemente hay que entender algo: No es lo más importante. !Yo sé que estas palabras retumban en tu cabeza, ya que es de las cosas que más te importan! ¡¿Cómo puede ser que la Biblia no le de más importancia a escoger a la persona indicada para mí?!

La Biblia tiene muchas cosas hermosas y sabias que decir acerca del matrimonio, de como servir y amar al cónyuge, de cómo guiar a mi familia en el camino de Dios y de como instruir a los hijos también. Sin embargo, en el presente de nosotros como jóvenes solteros la pregunta que nos atañe es la siguiente: ¿Hasta el día que forme una familia, cómo pongo mis prioridades en orden, para alinear mi corazón con el de Dios?

Hoy en día podrás estar pensando en el día de tu boda, en que color de ojos tendrán tus hijos si te casas con tal o cual persona, en lo lindos que se verían remando en chapultepec o hasta qué combo se van a pedir en el cine cuando salgan a pasear. Sin embargo, tengo el presentimiento de que no estás pensando mucho en cómo vas a proveer espiritualmente para tu esposa, cómo la vas a purificar con el lavamiento de agua por la palabra (Efesios 5:26) o cómo vas a perdonar hasta la más grande de sus ofensas como el adulterio (Oseas 3), por ejemplo. Dudo que estés pensando en todas las formas en que quieres sujetarte a tu esposo (Efesios 5:22,23), aún y cuando está siendo un patán o inconsiderado. Yo sé que son palabras mayores, y mi intención no es asustarlos, pero quiero que le inyecten a sus deseos una dosis de realidad.

El noviazgo es emocionante, novedoso, lleno de interés y de entusiasmo de poder conocer a la persona que nos gusta y por la cual mostramos interés. El matrimonio es de las cosas más bonitas que le vida en Cristo provee por gracia de Dios (de hecho es creación suya): Las idas al cine, los momentos de romance, la noche de juegos y desde luego que las vacaciones juntos son momentos inolvidables, pero el matrimonio no solo es eso. Hay que recordar que la guerra que existe entre nuestra mente y nuestro cuerpo (Romanos 7) se va a hacer presente todas nuestras vidas, y esto va a dar como resultado descontentos, contiendas, dobles ánimos y muchos otros problemas que vienen con vivir en un mundo roto y lejos de la voluntad de Dios, que al venir a Cristo encontramos consuelo y redención.

Ahora bien, mucho ojo aquí, es AL VENIR A DIOS que encontramos redención, no al venir a nuestro esposo/a. Esto es muy importante, porque el matrimonio no viene a solucionar las broncas que ahora tienes, si algo hace es meter más dificultades a la vida ya que no es solo un pecador solito, sino dos pecadores viviendo bajo el mismo techo.

1 pecador + 1 pecador = 2 pecadores.

Espero explicarme mejor así, y también espero no darme a malentender: Algunos de ustedes probablemente piensen algo como “pensé que Alan era más feliz en su matrimonio, claramente no es así y es miserable todos los días, voy a reconsiderar mi vida sentimental” o algo por el estilo. Les puedo decir con toda honestidad que estar casado con Taylor es por mucho LO MEJOR que me ha pasado en la vida después de la salvación que es por medio de Jesucristo, pero también les puedo decir que la última de estas dos cosas es MUCHO MEJOR que estar casado con una doncella hermosa preciosa como lo es mi esposa. ¿Porqué? Porque mi esposa no murío por mis pecados, no me dio vida nueva, no me prepara para la batalla que combato todos los días, no me da conocimiento, fe, dominio propio, amor para con mi prójimo. Por ende, yo no puedo darle ninguna de esas cosas a ella, solo nuestro Señor y Salvador puede hacerlo para con ambos. Además, sabemos los dos que aún y cuando estemos en valle de sombra y de muerte no hemos de temer, porque EL está con nosotros, y no porque mi esposo/a me ama mucho mucho. Nuestro matrimonio es usado por Dios todos los días para servirnos mutuamente, servir a los demás juntos y tener mejor paga por nuestro labor, en el ministerio y en nuestra profesión (Efesios 4:9-12).

El matrimonio es algo hermoso que recomiendo a todos los hijos de Dios para que oren por él, se preparen para él, y lo esperen con paciencia y anhelo. Sin embargo, la vida en Cristo es mucho más que el matrimonio. Y te animo a tí, si ya llegaste a leer hasta acá, que pongas tus prioridades en órden, y que hagas el conocimiento de El tu máxima prioridad.

Así, te aseguro que cuando llegue esa persona que tanto habías esperado vas a saber amarla mucho mejor de lo que podrías amarla hoy, porque entenderás entonces, que puedes amarlo/a porque El te amó primero.

Por adminrc

13,146 comentarios en «La Soltería, la soledad y los tiempos de Dios»
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