La Cultura Mexicana considera al Día de Muertos como una celebración importante que mantiene viva una de las tradiciones más arraigadas de nuestro pueblo. Paralelamente, el mexicano se considera un fiel “seguidor” del “cristianismo”, conocido más comúnmente como catolicismo, pues se enorgullece de tratar de respetar las leyes de Dios para obtener la Salvación de su alma. El mexicano “creyente” va a la iglesia, participa de la comunión y de los sacramentos. Incluso, como muestra de su devoción a Dios, celebra misas como preludio de grandes celebraciones o de momentos en los que se enfrenta con asuntos que considera superiores a él, como la muerte o la enfermedad de un ser querido.

Efectivamente el Día de Muertos es en sí una tradición del pueblo mexicano. Según el diccionario de la Real Academia Española, una tradición es la “comunicación de hechos históricos y elementos socioculturales de generación en generación”. El día de muertos es un elemento sociocultural que se ha trasmitido de generación en generación, y que encuentra sus orígenes en la época prehispánica.
A continuación presentaremos el resultado de una investigación sobre el significado del Día de Muertos:


La Tradición:
“Según la creencia de la civilización mexicana antigua, cuando el individuo muere, su espíritu continúa viviendo en Mictlán*, lugar de residencia de las almas que han dejado la vida terrenal. Dioses benevolentes crearon este recinto ideal que nada tiene de tenebroso y es más bien tranquilo y agradable, donde las almas reposan plácidamente hasta el día, designado por la costumbre, en que retornan a sus antiguos hogares para visitar a sus parientes. Aunque en esa visita no se ven entre sí, mutuamente ellos se sienten… Hay que deleitarlos y dejarlos satisfechos con todo aquello que es de su mayor agrado y asombro: la comida.

Desde remotas épocas hasta la actualidad, el “banquete mortuorio”, resplandece en todas las moradas nacionales, desde los humildes jacales o casas rústicas, hasta los palacios y mansiones.

La comida ritual se efectúa en un ambiente regiamente aderezado en el que vivos y murtos se hacen compañía.”
ferencia: Día de Muertos en México, a través de los ojos del alma – Michoacán – por Eduardo Merlo Juárez, arqueólogo mexicano: www.diademuertos.com.mx

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“En las culturas nahus del valle central de México, incluyendo los toltecas, aztecas, tlaxcaltecas, chichimecas, tepanecas y muchos otros, se creía en el ciclo de vida y muerte, donde la vida era un sueño, donde se despertaba al morir, donde se sufría en este mundo y se escapaba yendo al otro y donde la muerte no era temida porque era inevitable. Aún se ve este sentimiento hoy día, pues, claro, ya esa gente llevaba unos 5.000 años celebrando la muerte a su manera.
Al morir, se creía que se iba a Mictlán después de una ardua aventura por nueve mundos. Los dioses arriba regían ese mundo. De algún modo, cómo se había vivido la vida decidía a dónde se iba después de entrar en el ciclo de la muerte. La mayoría se iba a la tranquilidad de Mictlán.” Referencia: www.zermeno.com/Dia%20de%20los%20muertos.html
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Altares y ofrendas:
Las ofrendas pueden contener fruta, pan, conservas, tamales, mole, dulces, el tradicional pan de muerto; flores, veladoras, imágenes de santos y fotografías del o los difuntos, además de banquitos o sillas para que lleguen a comer los espíritus. También se colocan sus pertenencias en vida: ropa, cigarros, botellas de licor, etc. Después de la celebración, los familiares e invitados se reúnen tradicionalmente para comer lo que “los muertitos dejaron” en la ofrenda, teniendo así un nuevo motivo para celebrar.”

“El altar-ofrenda es un rito respetuoso a la memoria de los muertos, su propósito es atraer espíritus. Consiste en obsequiar a los difuntos que regresan ese día a convivir con sus familiares, con los alimentos y objetos preferidos por ellos en la vida, para que vuelvan a gozar durante su breve visita. En la ofrenda o altar de los muertos no debe faltar la representación de los cuatro elementos primordiales de la naturaleza.

Tierra, representada por sus frutos que alimentan a las ánimas con su aroma.Viento, representado por algo que se mueva, tan ligero como el viento, empleándose generalmente papel picado o papel de china.

Agua, un recipiente para que las ánimas calmen su sed después del largo camino que recorren para llegar hasta su altar.

Fuego, una vela por cada alma que se recuerde y una por el alma olvidada.

En la ofrenda también se coloca sal que purifica, copal para que las ánimas se guíen por el olfato, flor de cempasúchil que se riega desde la puerta hasta el altar para indicar el camino a las almas. Aquí siempre hay alguno de la familia esperando la llegada de ellas para demostrarle su respeto y compañía.” http://www.diademuertos.com/TradicionAltares.html

La Celebración:

“Aunque la celebración de Día de Muertos varía de región a región, casi todas siguen un mismo patrón de eventos. Estos son los dos días de celebración, primero de noviembre, el cual en algunas regiones honran la memoria de los niños muertos, mientras que el dos de noviembre honran a los adultos fallecidos.

Altares en casa
Amigos y parientes convienen en preparar el altar o decorar la casa para recibir a las almas de los fallecidos. La preparación de la comida empieza…

1 de noviembre
Las almas de los niños regresan a sus familias para disfrutar de su compañía y ser alimentados…

En la noche los adultos mantienen la vigilia en el cementerio reviviendo las memorias de sus familiares fallecidos.

2 de noviembre
En este día, las almas de los adultos fallecidos retornan a sus familias para pasar un tiempo con ellos, disfrutando la compañía, además de alimentarse con el aroma de las ofrendas que sus parientes y amigos les ha preparado.

Algunas veces las oraciones son dichas durante el día y durante la noche en la velación que realizan en el cementerio, acompañadas de música.”
Referencia: http://www.diademuertos.com/TradicionPreparativos.html

Además de constituirse como una TRADICIÓN, el Día de Muertos también es parte de la cultura mexicana. La palabra “Cultura” está definida por el Diccionario de la Real Academia Española como “Conjunto de modos de vida y costumbres de una época o grupo social.” Ese conjunto de costumbres incluye las tradiciones.

Cuando los pueblos prehispánicos fueron conquistados por los colonizadores, se enfrentaron a una cultura nueva y diferente. Los colonizadores usaron toda una serie de estrategias políticas y psicosociales para facilitar la adaptación de su cultura a la ya existente en las tierras conquistadas. De esta manera se adaptó el día de muertos prehispánico a la celebración del Día de Todos los Santos cuyos orígenes bien pudieran estar en la fiesta de Samhaím (Señor de la muerte), que se celebraba la noche del 31 de octubre, en Irlanda, hace aproximadamente 2000 años. Esta fecha marcaba el fin del verano y de las cosechas. La luz y el calor dejaban ya paso al frío y a la oscuridad del invierno. Los druidas, sacerdotes de las tribus celtas, organizaban grandes fogatas y realizaban sacrificios de animales para apaciguar a los difuntos y con el propósito de rechazarlos. Los muertos el último año volvían para hablar con los vivos, poseer sus cuerpos y transitar a la otra vida. Aquellas hogueras no sólo servían para iluminar este acto sino también como camino para que los del más allá pudieran saber donde se celebraba la fiesta. Hacia el año 800, el catolicismo llegó a estas tierras celtas y el Papa Bonifacio IV cambió la fiesta del Samhaím por el Día de Todos los Santos. Sin embargo, la conversión no fue total y la tradición de los muertos se mantuvo, algunos historiadores mantienen que fueron los primeros irlandeses que llegaron al nuevo mundo allá por el 1846 los que llevaron consigo la fiesta de Halloween. Fue una celebración rápidamente aceptada por los norteamericanos, el cine se encargó de hacerla universal a su modo.

Es interesante ver cómo una celebración celta que data de 2000 años se asemeja en gran manera a una tradición prehispánica, cuyas tierras se encuentran a miles de kilómetros de distancia, sin que en ese entonces existiera comunicación entre ambas civilizaciones.

De lo anteriormente expuesto, podemos concluir que el “Día de Muertos” encuentra sus bases en una tradición de nuestros antepasados que ha sido trasmitida de generación a generación, que se ha mezclado con tradiciones celtas y con decretos papales que datan de entre 1200 y 2000 años, y que ahora forma parte de nuestra cultura.
La pregunta obligada es que, si las cosas que conforman una determinada cultura, tal como las costumbres y las tradiciones, son necesariamente buenas para el hombre que las practica, y para las sociedades y  las naciones en donde convive y se desarrolla, por el simple hecho de que son, per se, parte de esa cultura.
Hay costumbres y tradiciones que tienen que ver con la conducta y la esencia humana que se manifiestan de manera más o menos importante, según el país o la región de que se trate, y que no necesariamente son buenas para el hombre. Por ejemplo los niveles de corrupción. Existen rankings de corrupción a nivel mundial que definen qué tanto es corrupto un país con respecto a otros. El lugar que ocupa un determinado país en este ranking, tiene que ver con su cultura.
Porque hay valores o anti-valores que se trasmiten de generación a generación, y que impactan en las costumbres y tradiciones de las personas que viven en ese país, que les hacen actuar así. Otro ejemplo es el alcoholismo. Si bien éste es un problema a nivel mundial, hay países o regiones en donde el problema ha alcanzado niveles preocupantes. Podríamos así generar toda una lista de costumbres y tradiciones que a todas luces, son nocivas para el hombre y que no por ser parte de la “cultura” las podríamos calificar como “buenas”.
Si lo anterior es posible, entonces no todos los componentes de una determinada cultura, incluidas las costumbres y tradiciones,  son necesariamente benéficas para el hombre y para la sociedad en la que vive. No necesariamente son correctas.
Como se exponía al principio de este documento, el pueblo mexicano se enorgullece de su fidelidad hacia Dios. Por lo tanto no debemos tener ningún problema en ver qué dice la Biblia, que es la base del cristianismo, con relación a las tradiciones, a los muertos, a los altares y a los espíritus, que finalmente –como se ha mostrado en la investigación antes referida- son elementos de esta celebración.
Dios ha sabido desde la creación del hombre, de su tendencia a trasmitir de generación a generación, conocimientos, valores y costumbres. Veamos qué dice la Biblia sobre qué es lo que se debe transmitir de generación a generación:
La Palabra de Dios
Deuteronomio 6:6-8
“Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos.”
 

Alabanzas a Dios
Salmo 79:13

“Y nosotros, pueblo tuyo, y ovejas de tu prado, te alabaremos para siempre; de generación en generación cantaremos tus alabanzas.”

En ninguna parte de la Biblia, se le dice al hombre que deba transmitir generacionalmente costumbres o tradiciones humanas, que honren al hombre, ya sea vivo o ya sea muerto. Al contrario, la Biblia habla sobre las tradiciones humanas, y advierte al hombre a no dejarse engañar por éstas:
“Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo.” Colosenses 2:8“Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí.  Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres. Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres: los lavamientos de los jarros y de los vasos de beber; y hacéis otras muchas cosas semejantes. Les decía también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición.” Marcos 7:6-9

 

Estos pasajes de la Biblia nos enseñan que existen tradiciones de hombres que invalidan la Palabra de Dios y que además engañan con cierta facilidad a las personas. Por eso la advertencia de no dejarse llevar por ellas.

“Como te rogué que te quedases en Efeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina, ni presten atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas más bien que edificación de Dios que es por fe, así te encargo ahora. Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida.” 1ª Timoteo 1:3-5
Con relación a la cultura, en la Biblia podemos conocer del caso de un joven que llegó por mandato del hombre más poderoso de su tiempo, a la corte real para ser integrado a una cultura que aparentemente era la crema y nata de las culturas del mundo en su tiempo. Se trata de  Daniel.
Sin embargo, poniendo en riesgo su vida, Daniel que conocía la Palabra de Dios y las advertencias de no contaminarse con las culturas ajenas a Dios, rechazó involucrarse con esa cultura ni con aquello que le representaba desobedecer a Dios.
 “Y dijo el rey a Aspenaz, jefe de sus eunucos, que trajese de los hijos de Israel, del linaje real de los príncipes, muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey; y que les enseñase las letras y la lengua de los caldeos. Y les señaló el rey ración para cada día, de la provisión de la comida del rey, y del vino que él bebía; y que los criase tres años, para que al fin de ellos se presentasen delante del rey.  Entre éstos estaban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, de los hijos de Judá.  A éstos el jefe de los eunucos puso nombres: puso a Daniel, Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abed-nego. Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse.” Daniel 1:3-8
No porque vivamos inmersos en una cultura determinada, significa que estemos obligados a vivir y a actuar de acuerdo a esa cultura, adaptándonos a sus costumbres y tradiciones.
Ahora, ¿qué significado tiene la tradición del Día de Muertos a la luz de la Biblia, la Palabra de Dios?
De una manera práctica, podríamos decir que esta tradición se basa en que los muertos tienen la capacidad de volver al “mundo de los vivos”, después de haber fallecido. Veamos qué dice la Biblia al respecto.
“… y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio.” Eclesiastés 12:7

“Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá. Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento. Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos. Él entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos.” Lucas 12:26-31

“Y él respondió: Viviendo aún el niño, yo ayunaba y lloraba, diciendo: ¿Quién sabe si Dios tendrá compasión de mí, y vivirá el niño? Más ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, mas él no volverá a mí.” 2° Samuel 12:22-23

En los pasajes anteriores vemos que los muertos no pueden volver a los vivos.
Por otro lado, la tradición dice que los muertos vuelven a los vivos en espíritu y que aunque no se les ve, se les puede sentir y se puede convivir con ellos. Pero, ¿qué dice la Biblia al respecto?
“Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios…” 1ª Timoteo 4:1
Es decir que si  los muertos no pueden volver, las manifestaciones o convocaciones que se hacen a los que ya murieron, son atendidas por espíritus y demonios engañadores. Por lo tanto, si tú crees en lo que dice la Biblia, y le crees a Dios, cuando se invoca a una persona que ya ha muerto, ya sea de manera directa o bien a través de velas, flores, comida, o de las pertenencias del difunto, lo que se hace es convocar a un espíritu engañador o a un demonio. ¡Es con ese demonio con el que la familia convive y celebra esa tradición!
¿Qué dice la Biblia sobre los altares?
“Estos son los estatutos y decretos que cuidaréis de poner por obra en la tierra que Jehová el Dios de tus padres te ha dado para que tomes posesión de ella, todos los días que vosotros viviereis sobre la tierra. Destruiréis enteramente todos los lugares donde las naciones que vosotros heredaréis sirvieron a sus dioses, sobre los montes altos, y sobre los collados, y debajo de todo árbol frondoso. Derribaréis sus altares, y quebraréis sus estatuas, y sus imágenes de Asera consumiréis con fuego; y destruiréis las esculturas de sus dioses, y raeréis su nombre de aquel lugar.” Deuteronomio 12:1-3
Es decir, que Dios sabiendo de antemano que habría culturas que tendrían como tradición levantar altares para rendir culto a personas o a demonios, y que generaciones posteriores heredarían esas tierras, advierte al hombre del peligro que hay en adquirir y vivir de acuerdo a ese tipo de tradiciones.
Si queremos ser bendecidos en la tierra en donde vivimos, debemos abstenernos de toda tradición que invalida la Palabra y las bendiciones de Dios.
“Y dirás delante de Jehová tu Dios: He sacado lo consagrado de mi casa, y también lo he dado al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda, conforme a todo lo que me has mandado; no he transgredido tus mandamientos, ni me he olvidado de ellos. No he comido de ello en mi luto, ni he gastado de ello estando yo inmundo, ni de ello he ofrecido a los muertos; he obedecido a la voz de Jehová mi Dios, he hecho conforme a todo lo que me has mandado. Mira desde tu morada santa, desde el cielo, y bendice a tu pueblo Israel, y a la tierra que nos has dado, como juraste a nuestros padres, tierra que fluye leche y miel.” Deuteronomio 26:13-15
Dios nos ordena en su Palabra no ofrecer comida a los muertos, como una de las condiciones para bendecirnos en la tierra que nos ha dado. Al analizar la prosperidad del pueblo de México, resulta ilógico el hecho de que contando con tantas riquezas naturales, con tantos kilómetros de litorales, y con abundantes cantidades de petróleo en el subsuelo, nuestro país siga teniendo tal grado de pobreza y de marginación. Al correlacionar la bendición que quisieramos recibir de parte de Dios como nación, con la práctica de tantas tradiciones que invalidan la Palabra de Dios, entendemos porqué nuestra nación está lejos de ser verdaderamente bendecida por Dios.
Puede resultar sumamente tentador participar de una tradición, como lo es el Día de Muertos, en la que supuestamente podemos volver a tener comunicación con un ser querido que ha muerto. Ya sea porque se extraña a la persona, o porque se quisiera tener una oportunidad más para demostrarle un cariño que nunca se le demostró o para ponerse a cuentas con ella. Además puede existir la incertidumbre del lugar en donde ahora se encuentra esa persona después de la muerte. Resulta confortante convencerse de que esa persona está en un lugar mejor y que de alguna manera se le “permite” regresar de ese mundo una vez al año para pasar momentos de alegría con la familia que tuvo en vida.  Sin embargo esa auto-convicción está lejos de ser una realidad.
La Biblia habla claramente de que hay un cielo y un infierno, y de que los que mueren sin Cristo no pueden heredar el Reino de los Cielos. Solo aquellos que reciben a Jesucristo como su Señor y Salvador tienen vida eterna.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Juan 3:16
“El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.” Juan 3:36“De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.” Juan 5:24

Esta es la esperanza que tenemos los que creemos en Jesucristo, no solo de que pasaremos la eternidad en vida juntamente con Cristo, sino que allí veremos a nuestros seres queridos que como nosotros, han aceptado a Cristo como su Salvador. Por eso debemos recibir a Jesús en nuestro corazón y confesar nuestros pecados, para recibir esa vida eterna.
“…que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.” Romanos 10:9-10
Si queremos esa Salvación y esa Vida Eterna, creamos ahora en Cristo y recibámoslo en nuestro corazón. Compartamos esto con nuestros seres queridos para que ninguno se pierda. Es ahora cuando debemos preocuparnos por la Salvación de sus almas, mientras están en vida.
No esperemos entonces a que nuestros seres queridos mueran para rendirles honor en un cementerio, cuando ya no están con nosotros ni pueden volver. ¿Porqué esperar a que mueran para sentarnos a la mesa a compartir los alimentos? Nuestro ritmo de vida o simplemente nuestro orgullo nos limita a compartir unos cuantos minutos al día para sentarnos a comer con nuestros seres queridos.  No dedicamos suficiente tiempo para demostrar a nuestra familia que la amamos. Hagámoslo en vida, como dice el poema “En Vida, Hermano, en Vida…”, de Ana María Rabatté:

Si quieres hacer feliz
a alguien que quieras mucho…
dícelo hoy, sé muy bueno
en vida, hermano, en vida…
No esperes a que se mueran,
si deseas dar una flor,
mándala hoy con amor
en vida, hermano, en vida…
Si deseas decir “te quiero”
a la gente de tu casa,
al amigo cerca o lejos,
en vida, hermano, en vida…
No esperes a que se muera
la gente para quererla
y hacerle sentir tu afecto,
en vida, hermano, en vida…
Tú serás muy venturoso
si aprendes a hacer felices,
a todos los que conozcas,
en vida, hermano, en vida…
Nunca visites panteones,
ni llenes tumbas de flores,
llena de amor corazones,
en vida, hermano, en vida…

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