Predica: Pastor Pablo Monzalvo Pérez
Sinópsis
Si atendemos la teoría del conocimiento la ley de la causalidad, será fácil entender Mateo 7:16,17 “Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos.”
No se podría concebir un fruto sin árbol, o un árbol sin raíces. El fruto tiene que ver con las raíces. 2° Reyes 19: 30 “Y lo que hubiere escapado, lo que hubiere quedado de la casa de Judá, volverá a echar raíces abajo, y llevará fruto arriba.”
Por lo tanto el postulado se confirma en Lucas 3: 9 “Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa en el fuego.”
Muchas veces, en nuestra vida, cuando nos percatamos que no estamos produciendo buen fruto entonces quitamos algunas hojas o algunas ramas, en vez de ir directamente a la raíz del problema.
David por ejemplo, tenia buenas raíces, pues a pesar de que sufrió persecución, engaño, envidia de otros, humillación, crisis gubernamentales, muerte de seres queridos, etc., pudo producir buen fruto que se describe, entre otros pasajes, en 2º Samuel 22 que compone un cántico en el que relaciona su vida cotidiana con la gracia de Dios sobre él y concluye en los vrs. 50,51: “Por tanto, yo te confesaré entre la naciones, oh Jehová, y cantaré a tu nombre. El salva gloriosamente a su rey, y usa de misericordia para con su ungido, a David y a su descendencia para siempre.”
El modelo de Dios es un modelo de raíces. Jeremías 17: 5-8 “Así ha dicho Jehová: maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada. Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.”
La enseñanza sobre la importancia de las raíces, de la parábola del sembrador, Mateo 13: 1-9, particularmente los vrs. 5, 6: “Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.”
En el Salmo 1 se señalan tres peligros en un camino que no tiene raíz. ¿Cómo evitar esos peligros? Primero, no caminar con “consejo de malos”; Segundo, no involucrarse en el camino de los pecadores, buscando su amistad; Tercero, no sentarse con los ignorantes de Dios y perversos, a los que la Biblia califica como “escarnecedores”.
Además, el Salmo 1 nos pone en guardia contra los autosuficientes, los que desprecian los valores del espíritu y se ríen de la fe (vrs. 5 “quieren, los malos y pecadores, levantarse…”)
En los vrs. 3 y 4 se subraya la enseñanza caracterizada por un árbol fuerte con raíces profundas, y que da fruto, frente a la imagen de la paja o tamo o paja, que no tienen consistencia ni utilidad.
Esta imagen se repite muchas veces en la Revelación: «El honrado florecerá como una palmera, se alzará como cedro del Líbano. Plantado en la casa del Señor, florecerá en el santuario de nuestro Dios. Aun en la vejez seguirá dando fruto y conservará su verdor y lozanía» (Salmo 92, 13-15).
En el contexto de esta enseñanza: “Tus raíces muestran lo que realmente eres.”
Salmos 80:9 “Limpiaste sitio delante de ella, e hiciste arraigar sus raíces, y llenó la tierra.”
Proverbios 12: 3 “…Mas la raíz de los justos no será removida.”
Proverbios 12: 12 “…Mas la raíz de los justos dará fruto”
De las raíces, aunque la planta, las hojas y aun el fruto no se hayan dado, se conservará la fe-esperanza. Siempre y cuando las raíces permanezcan “junto a corrientes de agua”.
Isaías 11: 1: “Saldrá una vara del tronco de Isai, y un vástago retoñará de sus raíces.”