Escrito por: Pastor Pablo Monzalvo Pérez
La historia de la cultura occidental no se podría entender sin el evangelio cristiano evangélico protestante. Los valores o categorías cristianos han influido en las leyes, culturas y sociedades del mundo occidental; esto involucra América Latina, y desde luego a México.
Los cristianos entramos a este escenario histórico del siglo 21 con la verdad revelada y estructurada en el Logos encarnado: Esto incluye no dudar de su validez, unidad ni de su poder absoluto y soberano para cambiar las cosas y la historia.
El cristianismo es además, una realidad interior mas que una realidad política. Se traduce en liberación de la fatalidad y el propósito de una transformación interior, que se refleja en cambio de lo exterior. Uno de sus méritos consiste en su capacidad de síntesis, entre la fe, la razón y la vida; es mucho más que a una decisión política o una coyuntura histórica.
El cristianismo es expresión del “Logos” amoroso de Dios, conduciendo al hombre, nacido de nuevo, mediante una luz interior, y proporcionando la luz por el poder espiritual del “Logos” encarnado, que es Jesucristo y Su Palabra. En el evangelio de Juan entendemos el “Logos” de Dios, corresponde al encuentro con la verdad y con la vida, Juan 1: 1-4.
Los valores o categorías cristianos han irradiado en la conciencia del mundo occidental.
La teología bíblica es la forma en que el ser humano busca hacer inteligible la confianza en la revelación divina que ha tenido lugar en la historia humana. La teología es el conocimiento profundo de la Palabra de Dios, de su “verbo”, de su “logos”(de su razón de ser), que produce el resultado de la fe, Fe que busca su propia inteligencia, su propia comprensión, su propia razón, su propio logos.
El logos que surge de la fe para creer y comprender más y mejor no es un logos ajeno a ella, sino la luz y el logos que la propia fe suscita en el creyente. Aquí no se trata, por tanto, de una razón racional propia de la filosofía, ni mucho menos de la razón instrumental propia de las ciencias experimentales, productos del hombre mismo, sino de una razón creyente que agrada a Dios (Hebreos 11: 6 ) que ofrece una certeza e inteligibilidad propias de la mirada y conocimiento espiritual y no la certeza racional propia del pensamiento discursivo humano.
Sin embargo el hombre occidental se ha hecho esclavo de otros dioses que le han enajenado y le han cegado el entendimiento; situación que le afecta para relacionarse, para convivir, con la modernidad.
El cristianismo está llamado a purificar y transformar a la cultura occidental, aun la expresión de su modernidad.. La Biblia dice: . “Todo cuanto hay de verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre… tenedlo en el pensamiento”.Filipenses 4:8.
El nacido de nuevo en Jesucristo, es expresión del “logos” amoroso y creador de Dios, conduciendo al mundo que nos rodea s través de la luz interior dando a la luz, verdad, honestidad, justicia, pureza, amabilidad, todo lo que es de buen nombre, a través de la razón del logos encarnado. 1ª Juan 1: 7 “ pero si andamos en luz, como El está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”. En el Evangelio de Juan se explica el logos de Dios, en la búsqueda de la verdad, de la luz y del conocimiento absoluto.
Como cristianos nacidos de nuevo nos enfrentamos a un mundo que no escucha sin criticar o analizar, sino que desea ser –a través de lo único que conoce y domina como lo es la razón- ser un interlocutor real y válido, deseoso de lúcidas razones.
Sin embargo, en el último cuarto del siglo XX en lugar de confrontar uy revisar las bases de la cultura de occidente, empezaron a surgir los planteamientos de nuevas religiones sin Dios, sin fe, con sus profetas que predijeron el final del socialismo, del capitalismo, de la religión, del cristianismo, de las ideologías. Este planteamiento de finales del siglo XX y principios del presente XXI nos sorprendió en la más pura realización de lo que Nietzsche llamara “muerte de Dios”, es decir, la caída de los fundamentos valiosos de la cultura occidental para dar lugar al imperio de la nada, al imperio del equilibrio y de la tolerancia a todo, de una sociedad pluralista y global que produce un estado en que todo da lo mismo, pues para este siglo la verdad absoluta no existe, sino que las muchas perspectivas se construyen de pequeñas y personales muchas verdades consensuadas, parceladas, hechas pedacitos, desconectadas entre si, productos de la experiencia puramente animal o humana, y desde luego sin compromiso de ninguna clase.
La verdad ha querido ser desarraigada del Logos y ahora se pretende encarcelarla en la” Doxa” (opinión) que se ampara bajo los medios de comunicación masiva, nueva razón virtual al servicio del mercado, en la que todo lo que es “verdad virtual” es convertida en verdad individual, en un “tianguis” que vende todo, imagen, sentido, estilo y conocimiento o verdades a medias, para la toma de decisiones, mediante un ambiente que ensordece y en donde el gritoneo y la bulla sustituyen a la reflexión.
El problema de la familia con bases axiológicas, del Estado y particularmente de la Iglesia, consiste en que no hemos sabido dar razón de nuestra esperanza, en lenguaje bíblico de 1ª Pedro 3: 15, a un mundo que no sólo nos interroga, sino que también nos cuestiona y en el caso de la Iglesia Cristiana, nos persiguen, ubicándonos en la era del post cristianismo.
No se nos debe olvidar que el trabajo incipiente nuestro se apoyó en “el crecimiento de imágenes” también virtuales, en eventos, en mercadotecnia , y no en “Logos” encarnado quien encargó al Espíritu Santo enseñarnos, aconsejarnos y dirigirnos.
Nosotros como Iglesia de Cristo tenemos perspectiva histórica de las cosas, sabemos el propósito al que venimos como individuos, como familia y como Iglesia. Esta perspectiva se basa en la Promesa de Dios, hecha Pacto a través de Jesucristo, quien aseguró, y nosotros lo creemos, ser la verdad. La perspectiva se finca cuando se persigue y se encuentra la verdad. Nosotros la tenemos, no solo la personal sino la histórica nacional.
La relación con la verdad se da históricamente al descubrir al quitar el velo, el pensamiento embotado, la mente cicratizada, y entonces proceder al quitar el velo de las cosas históricas, reales, de lo que está pasando, con el objeto de que éstas se presenten en su desnudez, tal cual son. Así, la verdad es siempre liberadora y actual. Esta tarea es radical: Lucas 11: 23 “El que no es conmigo, contra mi es; y el que conmigo no recoge, desparrama. “y Mateo 6: 24 “ Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas”.
Tenemos la tarea de quitar el velo de una sociedad que ha escogido o0tros dioses, pero a la que habrá que llevarla a que ve y encuentre la luz, pues las evidencias demuestran históricamente que sus dioses no han sido capaces de llevarlos a la verdad ni mucho menos a la vida.
¿Cómo hacerlo? Con humildad, con servicio, con testimonio, con paciencia todos reconozcan, elementos todos procedentes de la presencia de Dios en cada creyente transformado. 1 Corintios 2: 1-5 “….no fui con excelencia de palabras o de sabiduría…me propuse no saber…cosa alguna sino a Jesucristo y a éste crucificado….Estuve con debilidad, y con mucho temor y temblor, …y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder.”
El cristianismo es una realidad histórica, institucional y personal, raíz vital y suelo nutricio e impulso para el futuro. No es tanto una cuestión de pasado sino una decisión de futuro. Más bien debe replantearse la acción evangelizadora y discipuladora, con nuevos brios y nuevos enfoques, un volver a pensar esta relación con nuestra cultura y sociedad en términos de libertad del hombre. No se trata de conquistar una nueva libertad, ni social no política, sino fundar la que ha sido conseguida por el nuevo nacimiento, por la fe, y extenderla desde la verdad y justicia a otros lugares del mundo. Occidente, y México aquí están en un momento critico, pues no es la búsqueda de libertad en relación a una esclavitud, o de enajenación humana, sino no caer en vivir en una libertad vacía., fundada sobre su propia finitud, y terminar perdiendo su sentido.
Libertad como capacidad humana para la realización plena de vida, pero no fundada en su ultimidad. . Aquí es donde puede tener , el occidente y su cultura, en el cristianismo su aliado, frente a los pesimismo que encierra su propia finitud , o bien frente a su desmesurado optimismo que es fracaso. El cristianismo ratifica el amor a la libertad y la libertad pide un lugar donde asentarse, sino tiene el riesgo de perderse en el vacío.
La verdad de Dios, logos y palabra amorosa y creadora. Libertad dirección de su plena realización histórica, sobre todo por la expresión del amor al prójimo, principalmente a quienes viven bajo opresión y esclavitud.
Moisés tenía 120 años cuando terminó la obra que Dios le encargo de llevar al pueblo de Israel a las puertas de la tierra prometida. Deut 32:47; 34: 1, 7, 9,10. ¿ Se necesita tener 120 años para declarar que empezamos hasta entonces a preparnos a nosotros mismos y a la gente que sea capaz de hacer la obra que Dios nos encargó que hiciésemos como generación?. Cada quien debería tener su propia respuesta sincera.